l mundo rural es muy diverso. Hay diferentes elementos comunes que lo definen en contraposición al mundo urbano, pero más allá de estos rasgos comunes, es una realidad bastante heterogenéa entre unos pueblos y otros.
No hace falta salir de Aragón para observar esta riqueza, y yo mismo lo puede comprobar esta semana santa en las charlas que ofrecí sobre Empenta Artieda en Trasobares, Lituénigo y Peralta de la Sal. 686 kilómetros de tour por carreteras secundarias de nuestro territorio que me han dado bastante en qué pensar.
Por ejemplo, es curioso observar como en cada pueblo tienen sus horarios. Llevo bastante tiempo organizando conferencias y lo cierto es que normalmente las mejores horas para asegurarte una buena asistencia están entre las 18:00 y las 20:00. Sin embargo la charla de Trasobares se hizó a las 17:00 y la de Lituénigo a las 21:00 y en ambas hubo buena participación.
La acogida en las tres exposiciones fué muy buena. La despoblación preocupa en unas comarcas que observan una decadencia lenta y cotidiana, en la que poco a poco van menguando la población a la par que los servicios. Acudieron alrededor de 50 personas a cada una de las tres charlas en pueblos que no superan las 75 personas viviendo durante todo el año. Es una asistencia muy buena, aunque también hay que tener en cuenta que en semana santa estos datos están notablemente distorsionados por la población vinculada que retorna a pasar las vacaciones.
Trasobares
Esta localidad se encuentra en la comarca del Aranda, la más pequeña de Aragón y también una de las más despobladas. Con una población envejecida, sorprende la diferencia entre visitarla en invierno y en semana santa al albor de la primavera. Hace un mes visité por primera vez este enclave y me quedé con la sensación de ver poco movimiento, sinembargo en esta visita las calles estaban repletas de niños y jóvenes, igual que sus tres bares
A esta charla acudí invitado por los compñeros de Senderos de Teja, que además de gestionar el albergue de Artieda, llevan el camping de Trasobares. Primero presenté yo Empenta Artieda y después ellos hicieron lo propio con los proyectos de Senderos para el pueblo. Hicimos el salón de plenos pequeño, ya que las veinte sillas se ocuparon rapidamente y quedó gente de pie dispuesta a escuchar, incluso algunos se quedaron a verla desde el pasillo.
No hubo demasiadas intervenciones, aunque sí algún comentario. Los asistentes hicieron bromas con que se sentían como en la escuela, cosa que me hace pensar que muchas personas mayores que acudieron hace ya mucho tiempo que dejaron los estudios.
Al finalizar un chico joven de un pueblo cercano se acercó a hablar conmigo y me comentó que la situación de Artieda está tres o cuatro grados mejor que la de los pueblos de la cara oculta del Moncayo. Para él la pérdida de servicios y la falta de iniciativa de todo tipo es mucho mayor, por lo que la solución pasa por atraer nuevos habitantes de otras partes, como están haciendo desde Senderos de Teja.
Lituénigo
De Trasobares rodeé el moncayo pasando un puerto y dejando atrás el campo de Borja, para adentrarme en la comarca de Tarazona y darme de bruces de nuevo con la imponente montaña en cuyas faldas se encuentra Lituénigo.
Hacía tiempo que quería visitar este lugar porque sus jóvenes comparten bastantes de las inquietudes con los de Artieda en general y conmigo en particular. Davit Lahiguera es profesor en Tarazona y miembro de la escuela de aragonés Nogará y se sorprendió cuando un día un grupo de adolescentes de la comarca le pidió que hiciese un curso de aragonés. Con los años, algunos de estos jóvenes provenientes de Lituénigo decidieron retomar esta iniciativa y traerla para su pueblo, por lo que ahora hay ahí cinco o seis personas que lo saben hablar y otras tantas que están sensibilizadas.
La acogida del proyecto fué excelente. Me gustó ver a gente de todas las edades en la charla, especialmente jóvenes y también sus ganas de trabajar por el pueblo. En el debate pareció clara la idea de que con esfuerzo te puedes quedar en el pueblo, y que además la situación de cercanía de la capital comarcal y de otros polos económicos como Tudela o Borja permiten vivir en Lituénigo y desplazarte a trabajar. Sinembargo también se vió que era necesario estructurar un plan de futuro que vaya más allá de arreglar calles y caminos.
De este pueblo me sorprendió lo cuidado de sus calles y plazas, el mural costumbrista del frontón y sobre todo el buen ambiente que hay entre los vecinos. Observé también el arraigo de los lituenigueros y la importancia que le dan a la tradición. Además de los cursos de aragonés, mantienen vivas las albadas de labradores en sus fiestas, y realizan la feria de los oficios perdidos en la que participa todo el pueblo.
Es curioso ver jóvenes tan arraigados a su pueblo y que le dan tanta importancia a la tradición. Otro de los puntos fuertes es la importante presencia de peñas y bodegas. Todas las cuadrillas tienen su peña, habiendo unas 14, más de una por cada diez habitantes. Las bodegas son cuevas excavadas en la parte de «el solano» de la montaña que sirven para almacenar el vino.
Peralta de la sal
Invitado por la asociación cultural «Castell de la Mora», al día siguiente atravesé Aragón de oeste a este, pasando del Moncayo a la Llitera. Peralta de Calasanz es un municipio compuesto por cuatro núcleos (Peralta de la sal, Cuatrocorz, Gabasa y Calasanz) que es conocidos por ser el lugar de nacimiento del santo san José de Calasanz. Para los estudiosos de las lenguas en Aragón también es conocido por ser un pueblo con un catalán de transición al aragonés bastante particular, con expresiones propias como los singulares con terminación en «-t» y los plurales en «-tz», por ejemplo si en catalán estándar y en la mayoría de variedades dirían «casat» (singular) y «casats» plural, en Peralta dicen «casat» y «casatz». Estos rasgos de transición se acentúan más en Calasanz.
No pasé mucho tiempo en Peralta, sin embargo me llamó la atención el bar el «café centenario». Me recordó bastante a los dos casinos de Jaca, que son sociedades culturales compuestas mayoritariamente por hombres que se juntan para charlar, echar un café o jugar a las cartas. Mi casa
de Jaca es «casa cafetero», porque mi bisabuelo fundó un café del estilo llamado «café internacional» con el dinero que trajo después de hacer las américas. Cuando ví este café me pareció sacado de aquella época. Después el propietario del café centenario me explicó que lo tiene alquilado a un precio ridículo, después de ver como casi cierra y se quedan sin bar en el pueblo.
Esta charla la hice conjuntamente con Carmén Capdevilla, socióloga literana de la Universitat de Barcelona que está trabajando también en temas de sociología rural. Ella realizó el año pasado un estudio bastante completo sobre la juventud en su comarca, indagando en los factores que hacen que los jóvenes decidan quedarse o irse de sus pueblos. Los resultados del trabajo de Carmén coinciden en su mayoría con el diagnóstico de Empenta, los jóvenes nos vamos por la falta de trabajo cualificado y el mayor problema está en el poco atractivo que ven las chicas en nuestros pueblos.
En su estudio aparece también un discurso que nosotros no fuímos capaces de captar lo suficiente. En Artieda el sentido común hace legítimo y bueno quedarse en el pueblo, cosa bastante particular en Aragón. Sin embargo, ella captó la realidad de los jóvenes que tienen claro que no se quieren quedar en el pueblo y que tampoco se plantean volver. Profundizar en el por qué estas personas tienen este rechazo a la vida en el pueblo nos permitiría elaborar políticas públicas a largo plazo.
Las intervenciones durante la charla fueron muy interesantes, ya que al igual que en Lituénigo se planteó la necesidad de hacer una estrategia propia de desarrollo. A pesar de la potente actividad de la asociación, también veían necesario profundizar en la socialización y las relaciones entre los vecinos. Otra necesidad es la mejora de la carretera de acceso, porque a pesar de estar cerca de la autovía se tarda bastante en acceder a las comunicaciones del eje Huesca-Lérida.
Como puntos positivos en Peralta observé que tienen una generación bastante implicada con ganas de trabajar que participa de la asociación y del ayuntamiento. Además me encantó poder utilizar con ellos el aragonés con normalidad y que me respondiesen en catalán. También hay que señalar que hay muchas familias jóvenes con niños, algo que siempre da vida a los pueblos.
A modo de conclusión
El enfoque local de Empenta Artieda funciona porque consigue identificarse con las personas de los pueblos pequeños. Buena parte de la identidad en Aragón está muy ligada a lo local, y hay personas que trabajan por sus pueblos en todo el territorio.
Además, explicamos la experiencia desde dentro, es decir, desde la ciencia social pero también desde la vivencia, conectando enseguida con las problemáticas generales y haciendo surgir aquellas que son más particulares.
En este sentido, hemos de pensar en políticas públicas desarrollo que partan de esta identidad local, tejiendo redes entre personas con intereses comunes que nos permitan compartir experiencias, conocimiento y que hagan confluir las aportaciones particulares de cada pueblo con las necesidades generales de las comarcas y de todo el medio rural aragonés.
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